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14/4/17

El hobbit: Más allá de hoscas y brumosas montañas

Después de superar a Berto, Guille y Tom. La compañía de Thorin llega a Rivendel. Allí descansan bajo la protección de Elrond y descifran el mapa de Thrór. Después de descansar la compañía parte hacia las Montañas Nubladas. Empezamos la segunda aventura del Hobbit.

Atención: este artículo puede mostrar contenido detallado de una aventura. Si no has jugado esta aventura y no quieres conocer detalles de la misma, te recomiendo no leer esta entrada.

Los Gigantes de Piedra, Dameon Willich.

Aunque los mazos de la pasada aventura no acabaron de rodar como esperábamos decidimos mantener los mismos mazos usados en la aventura anterior. Podéis ver los dos mazos en los siguientes links:
Además, después de haber concluido con éxito la primera aventura, el mazo de Thorin añadió a Orcrist a su colección, mientras que Glamdring y Dardo se añadían al mazo de Gimli. Todo estaba listo para continuar la campaña.

Un breve descanso



La primera fase de la aventura empieza con una preparación un poco inusual. En lugar de crear un solo mazo, la aventura nos insta a crear dos mazos de encuentros distintos. El mazo inicial mezcla las cartas de los encuentros Más allá de las hoscas y brumosas montañas y Tierras occidentales por un lado y las de El Gran Trasgo y Trasgos por otro. No teníamos ni idea de por donde avanzaría la aventura.


El descanso si que fue breve ya que nos permitió añadir un tesoro en nuestra mano desde el mazo y avanzar. En mi caso, al tener ya a Dardo en mi mano, me arrepentí de no haber cambiado mi mano al inicio de la partida ya que fue esta carta la que me decidió a mantener una mano no muy favorable (más adelante me volví a arrepentir).

El paso de la montaña




La siguiente fase nos tenía preparada una gran sorpresa, un Gigante de Piedra hacía presencia en el área de preparación. Pero no estaba solo. Al revelar las dos primeras cartas otro Gigante igualito se añadía a la expedición, la otra fue una traición sin ninguna incidencia. Empezábamos bien, dos Gigantes nos estaban esperando desde el primer turno de la partida.


Después de las dificultades que pasamos en la anterior aventura con los tres trolls, esta vez no queríamos quedarnos estancados con la mesa llena de enemigos de este calado, así que intentamos acabar con ellos lo más rápido posible. Decidimos acometer con un gigante.




La verdad es que no fue nada fácil deshacerse de ellos. Una finta fue muy útil para poder evitar que sus seis puntos de ataque acabase con cualquiera de mis héroes. Gimli y un Arquero del Cauce de Plata únicamente pudieron hacer un punto de daño a uno de ellos en el primer turno, pero lo importante era poder explorar la aventura lo antes posible. El otro Gigante se quedó en el área de preparación.

En el siguiente turno podemos decir que la adversidad nos fue favorable. Unos “cantos rodados” sacaron de la misión a Gimli y le hicieron tres puntos de daño. El resultado fue un héroe con 5 puntos de ataque. Un minero de las Montañas de Hierro se sacrificó por la aventura, mientras que el rasgo a distancia del Arquero del Cauce de Plata y Gimli contribuyeron a dejar a la mitad la vida del Gigante. En el siguiente turno conseguí equipar al enano con un hacha enana y aumentar su poder de ataque hasta los 7 puntos. En ese mismo turno conseguimos acabar con el primero de los gigantes, mientras que en el siguiente cayó el último gigante.

La misión por su parte avanzaba sin muchos problemas, mientras el mazo saber / táctica se dedicaba a acabar con los pocos, pero potentes, enemigos que habían salido hasta este momento, el otro mazo, espíritu / liderazgo, se encargaba de ir poniendo marcadores de misión en la aventura. Únicamente el Paso alto puso en algunas dificultades el avance de nuestra compañía.

 

En el turno seis otro Gigante amenazaba nuestros héroes, pero el último marcador hizo avanzar la misión librándonos de él, pero mostrándonos nuevos peligros.

Bajando, bajando al pueblo de los trasgos




Para empezar, el Gran Trasgo sustituyó al Gigante en el área de preparación, donde estuvo poco tiempo. Gastamos dos puntos de Bilbo para evitar que el área de preparación se llenase con tres cartas en lugar de una. La nueva carta que apareció fue las cuevas de los trasgos, a la que decidimos viajar independientemente de las dificultades que pudiera provocarnos.


En ese mismo turno, Dwalin sacó partido a su rasgo de Centinela y se sacrificó mientras que Gimli, un Herrero de Erebor y Hiende Trasgos se encargaron del Gran Trasgo en un momento. Prácticamente teníamos la mesa limpia, únicamente una cueva como lugar activo. Aún así, los veinte contadores necesarios para finalizar la fase aún eran muchos.


Esta tercera y última fase tiene la característica que se puede llenar fácilmente de enemigos. Estando el Gran Trasgo en la zona de victoria Espadas Curvas de los Trasgos gana oleada y los Trasgos Corredores ya tienen oleada de por sí. Así que en un periquete vimos como nuestra inmaculada mesa se llenaba de enemigos. Hay que dar las gracias al Mataorcos de Barba Larga que con un ataque furtivo bajo a la mesa e hizo un punto de daño a todos los orcos en juego, básicamente a todos los enemigos. Otro Hiende Trasgos y los aliados en juego volvieron a limpiar la mesa.


Después de varios turnos en los que el avance de la misión no fue muy rápido, la Hoja de Gondolin nos ayudó en ello, pudimos poner el último marcador en el turno 11 de la aventura. Habíamos podido acabar con éxito la segunda aventura.

Conclusión


La segunda aventura es más difícil de lo que puede parecer a primera vista. En la segunda fase, el paso de la montaña, nos enfrentamos a un solo tipo de enemigo, el Gigante de Piedra, pero varias traiciones pueden hacer que no sea el único Gigante al que nos enfrentemos. Al tener una amenaza alta, 40, podemos intentar hacer un rush, pero esto nos llevaría directamente al fracaso. Con los mazos que tenemos para esta misión creo que tomamos la mejor opción, y pudimos pasar a la tercera fase en condiciones adecuadas para no quedarnos encallados.

En la tercera fase nos vino de perlas la Hoja de Gondolin. Contra enfrentamientos únicamente contra orcos esta carta y el Mataorcos de Barba Larga supuso la diferencia entre avanzar o quedarnos estancados. Ya que las oleadas de enemigos nos castigaron notablemente.

 

Finalmente conseguimos tres puntos de victoria (los del Gran Troll), mientras que por otro lado cuatro héroes acabaron con tres heridas cada uno de ellos (Gimli, Balin, Nori y Thorin) y la amenaza final fue de 37 puntos para el mazo de espíritu / liderazgo y 42 para el mazo de saber / táctica.

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